07 Nov ¿Nos porteamos? Portéame, pórtate.
Caídas y porteo en boulder:
la escalada segura empieza desde el suelo
El boulder es una de las disciplinas más dinámicas y explosivas de la escalada. Sin cuerda, sin arnés, y con movimientos potentes que a menudo terminan en caídas. Aunque las colchonetas están diseñadas para amortiguar el impacto, confiar únicamente en ellas es un error común. La seguridad en boulder empieza mucho antes de tocar la pared: comienza en el suelo, con una buena preparación, una técnica de caída consciente y, sobre todo, con un porteo eficaz.
¿Por qué es tan importante portear?
Portear bien no es solo saber dónde poner las manos. Es entender que la escalada es una actividad colectiva, donde el bienestar de uno depende del compromiso de todos. En rocódromos concurridos, el porteador también vigila el entorno, evitando colisiones con otros escaladores o caídas sobre objetos olvidados. En grupos de iniciación, portear es una oportunidad para educar en valores: atención, respeto, cuidado mutuo.
Además, el porteo tiene un impacto psicológico. Saber que hay alguien atento abajo permite al escalador arriesgar movimientos técnicos con mayor confianza. Reduce el miedo a caer, mejora el rendimiento y crea un ambiente de apoyo que transforma la experiencia de escalar.
Portear bien puede marcar la diferencia entre una caída controlada y una lesión. Aquí te explicamos por qué:
- Protege zonas vulnerables del cuerpo: redirige el cuerpo del escalador para evitar impactos peligrosos.
- Aumenta la confianza del escalador: permite arriesgar movimientos técnicos con mayor seguridad.
- Previene accidentes en zonas compartidas: vigila el entorno y evita colisiones.
- Fomenta el compañerismo y la cultura de seguridad: enseña a estar presentes, atentos y responsables.
Antes de escalar: anticipación y preparación
Antes de escalar, conviene revisar la base del bloque: que esté despejada, sin objetos olvidados como cepillos, gatos o botellas. También es útil visualizar posibles escenarios de caída, anticipar qué pasaría si se rompe una presa o si fallas un talón. Y si hay otros escaladores cerca, avisarles para evitar interferencias.
Antes de enfrentarte a cualquier bloque, por fácil que parezca, asegúrate de:
- Revisar la zona de aterrizaje: retira objetos como cepillos, gatos o botellas que puedan interferir.
- Advertir a los escaladores cercanos: despejar la base evita interferencias y posibles accidentes.
- Visualizar posibles caídas: imagina qué pasaría si fallas un talón, se rompe una presa o pierdes el equilibrio.
Cómo caer correctamente
El cuerpo debe estar preparado para absorber el impacto. Lo ideal es aterrizar siempre con los pies, flexionando las piernas para amortiguar el golpe. Las manos no deben tocar el suelo, y mucho menos la espalda. En caídas desde mayor altura, rodar sobre la colchoneta puede ayudar a disipar la energía del impacto. Y si estás escalando en placa, empujarte ligeramente hacia atrás al caer puede evitar que golpees la pared o los volúmenes.
Las caídas inesperadas son las más peligrosas. Para minimizar el riesgo:
- Impacta primero con los pies, nunca con la espalda ni las manos.
- Flexiona las piernas al aterrizar para amortiguar el golpe.
- Evita vuelos descontrolados: si intuyes que vas a caer mal, retírate a tiempo.
- Rueda por la colchoneta si caes desde gran altura, evitando apoyar muñecas o codos.
- Empújate ligeramente al caer en placa para alejarte de la pared y evitar golpear volúmenes.
El arte de portear
El porteo es una de esas habilidades invisibles que marcan la diferencia entre una sesión segura y una sesión peligrosa. El porteador no está ahí para atrapar al escalador —eso sería peligroso— sino para guiar su caída, redirigir su cuerpo y asegurarse de que aterriza en una posición segura sobre la colchoneta.
Un buen porteador está atento, con las manos preparadas (pulgares pegados a las palmas para evitar lesiones), y se coloca estratégicamente según el tipo de movimiento que se está realizando. En dinámicos, techos o movimientos comprometidos, su papel es aún más crucial. No se trata solo de técnica, sino de empatía, de estar presente y asumir la responsabilidad compartida de la seguridad.
Las manos se colocan en la espalda o la cintura del escalador, nunca en brazos ni piernas. El objetivo es redirigir el cuerpo, no detenerlo. En caídas desde gran altura, el porteador puede amortiguar parte del impacto, guiando al escalador hacia el centro de la colchoneta y evitando que caiga de espaldas o sobre zonas vulnerables.
Algunas claves:
- Pulgares pegados a las palmas para evitar luxaciones.
- Manos en la espalda o cintura según la posición del cuerpo.
- Estudiar el ángulo de caída y colocarse en el lugar adecuado.
- Amortiguar el impacto absorbiendo parte de la fuerza, especialmente en vuelos altos.
- No interferir en la escalada: cualquier contacto invalida el intento.
¿Cómo mejorar como porteador?
- Observa el bloque completo antes de que el escalador empiece.
- Adapta tu posición según el movimiento: desplomes, dinámicos, techos, etc.
- Mantente activo y alerta, sin distracciones.
- Coordina con otros porteadores si el bloque lo requiere.
- Aprende de la experiencia: cada caída enseña algo nuevo.
La próxima vez que estés a pie de bloque, no solo mires. Observa, anticipa, actúa. Aprende a caer, aprende a portear, y enseña a otros a hacerlo. Porque en boulder, la seguridad no está solo en la colchoneta: está en la atención, en el compromiso y en el compañerismo.

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